Es tiempo de nueces, de recolectar las nueces de los nogales. Bustarviejo siempre ha sido rico en nogales, por su fruto, muy apreciado. Persisten grandes ejemplares, de los que algunos se ha propuesto su catalogación para protegerlos en el PGOU, en revisión. Su presencia ha quedado también en la toponimia, con el Cerrillo Nogal en El Valle y la calle Peña Nogal que mantiene el topónimo previo a la urbanización del paraje, a finales del s. XX.
Es de señalar que frente a la opinión tradicional de que los nogales fueron introducidos en la Península Ibérica por los romanos, los datos fósiles indican la persistencia de esta especie durante las glaciaciones del Pleistoceno (Carrión & Sánchez 1992; Postigo et al. 2008). En la región de Madrid se detecta escaso ya desde la prehistoria (López et al. 1997:176).
Es el fruto seco que mejor se da por gran parte del término, aunque ya cerca de su límite altitudinal (hasta unos 1300 m, aunque con el cambio climático podrán subir más arriba). Los almendros solo en las zonas más bajas (alguno por Las Viñas) y hoy algo apreciados en jardinería por su floración, aunque por ser muy temprana muy afectada por las heladas y no se debe esperar recoger muchas. También se recolectaban los avellanas de los avellanos principalmente silvestres en los arroyos de El Valle, alguno en La Isilla. Curiosamente la forma tradicional de recolectar las nueces era aprovechando largos palos o varas, de 4-5 m, precisamente de avellano, "vareando" el nogal. Los castaños son escasos, aunque alguno también bastante grande (véase el citado catálogo del PGOU).
Esta riqueza en nogales se ha reconocido por la Comunidad de Madrid que ha incluido la zona de huertos bajo el casco urbano como una de las fuentes semilleras de la especie para recoger nueces autóctonas (Enciso 2007:144-145).
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Área delimitada como fuente semillera de nogales en Bustarviejo por la Comunidad de Madrid. Nótese que son fincas privadas, aunque se pueden recoger nueces en los caminos circundantes, así como en otros parajes del municipio. |
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Nuestros nogales, siendo de la misma especie que los que puedan
proporcionarnos los viveros comerciales (si tenemos el cuidado de
recoger la especie propia Juglans regia L.), son de individuos
que han demostrado buena adaptación a las condiciones locales de clima,
suelo, etc. tanto que pueden crecer sin cuidados particulares. En los
viveros podremos encontrar tal vez variedades más productivas o de
frutos mayores, pero sin esta garantía de adaptación. Otro rasgo
importante es que las variedades muy seleccionadas han perdido
diversidad genética, lo que hace que sean más susceptible a plagas o que
sean menos adaptables a nuevas condiciones. Nuestros nogales, con
nueces muy variables de unos árboles a otros (en tamaño y forma de la
nuez, grosor de la cáscara y probablemente en otras características de
los árboles) hablan de diversidad genética que puede ser muy importante
para su propia supervivencia, particularmente en escenarios de cambio
global como en el que nos encontramos.
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Nueces de distintos nogales de Bustarviejo. A las más pequeñas y de
cáscara fina se las conoce (o conocía) por "nueces pajareras", por ser
fácilmente consumidas por los pájaros. Cuadrado de 5mm de lado. |
Otro aprovechamiento importante de los nogales de Bustarviejo era la madera, por ser esta muy apreciada en ebanistería. Hay datos de su aprovechamiento desde antiguo. Por ejemplo se sabe que las estanterías de la Biblioteca del Monasterio de San Lorenzo del Escorial fueron construidas con nogales procedentes de Bustarviejo (Martín 1992:48) y por lo menos hasta los años 80 del pasado siglo venían a comprar nogales que se cortaban para llevarse la madera. Curiosamente en 1593 para la realización de los jardines de La Fresneda de El Escorial se cogieron avellanos de Bustarviejo, mientras los nogales procedían de Navacerrada y Manzanares (Añón 2011). Más reciente ha sido su utilización artística en el propio municipio como con el desaparecido nogal de las antiguas escuelas (aquí) queda la escultura que realizó Fede.
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Escultura de Federico Gómez a partir del nogal muerto de las antiguas escuelas. 14/10/2016 |
En lo que no eran muy valorados era en su sombra, tenida por poco
saludable, aunque se encuentran viejos ejemplares en patios.
Así que si uno quiere nogales mejor coger nuez local. Estas se pueden plantar en el momento o mejor guardadas en sitio frío y seco y retrasar la plantación al principio de la primavera. Llevan regular el transplante, por lo que es preferible plantarlos en el sitio definitivo. Este deberá contar con suelos profundos (por ejemplo donde crece bien la hierba) y contar que se hacen muy grandes: En 20 años pueden alcanzar una copa de 10 m de diámetro.
Referencias bibliográficas
AÑÓN FELIÚ, CARMEN. 2011. Los Jardines de la Fresneda. En BIBLIOTECA DE ESTUDIOS MADRILEÑOS XLI CICLO DE CONFERENCIAS: PARQUES Y JARDINES 421-439. Instituto de Estudios Madrileños.
Carrión J.S, Sánchez Gómez P (1992) Palynological data in support of the survival of walnut (Juglans regia L.) in the western Mediterranean area during last glacial times. Journal of Biogeography 19:623-630.
Enciso Encinas, Enrique, 2007. Fuentes semilleras de la Comunidad de Madrid. Tomo I. Consejería de medio ambiente y ordenación del territorio. Comunidad de Madrid.
Franco Múgica, F.; García Antón, M., y Sainz Ollero, H. 1998. Vegetation dynamics and human impact in the Sierra de Guadarrama, Central System, Spain. The Holocene 8(1): 69-82.
MARTÍN LÓPEZ, JOSÉ. 1992: Bustarviejo, un pueblo de la Sierra Norte. 2ª reimpresión en 2004.
Jose Maria Postigo Mijarra, Fernando Gomez Manzaneque & Carlos Morla 2008. Survival and long-term maintenance of tertiary trees in the Iberian Peninsula during the Pleistocene: first record of Aesculus L. (Hippocastanaceae) in Spain.
Vegetation History and Archaeobotany 17(4):351–364.
Pilar López García, Ana María Arnanz, José Antonio López Sáez, Rosario Macías Rosado, Paloma Uzquiano Ollero, María Blanca Ruiz Zapata, Antonia Andrade Olalla, Miriam Dorado Valiño, María José Gil García, Fátima Franco Múgica, Javier de Pedraza Gilsanz 1997. Conclusiones. Arqueología, paleontología y etnografía 5 (El paisaje vegetal de la Comunidad de Madrid durante el Holoceno Final): 165-182.